NOBEL,SAN MIGUEL Y VARGAS LLOSA
Miguel Godos Curay
Piura simboliza para Vargas Llosa lo que Macondo para García Márquez. Piura es un rincón alucinante lleno de fantasmagorías y recuerdos. Bien nos conviene a todos los piuranos sacarle el jugo al interés universal desatado por Piura tras la concesión del Nóbel al autor de "Los Jefes", "La Casa Verde" y "La Chunga.
Hay iniciativas plausibles que vale la pena destacar. El tour por los lugares donde transcurrió la vida de Vargas Llosa que propone Gabriel Gallo Olmos. El Poliforum Vargas Llosa dedicado al estudio de la producción narrativa de nuestro Premio Nóbel, iniciativa de Manolo Rosas.
Para ello habría que restaurar el local que ocupaba el INC en donde funcionaba el San Miguel y recuperar ese espacio urbano hoy sitiado por la marihuana.Igualmente habría que señalar el Salesiano, la mangachería rabiosa y la apetecida "Casa Verde" que algunos regidores, poco aficionados a la lectura, sugieren sea convertida en un museo o santuario en donde se rinda culto a la verija.
El chifa Cantón, lugar donde se encontraba ubicada, la casa dónde vivió el escritor, seguirá siendo un rincón concurrido en donde se come bien y abundante Los restaurantes podrán ofrecer un menú de los que saboreó Vargas Llosa, en donde menudeaban los piqueos, majaos y chavelos que son una delicia rociados con clarito. En esta arqueología literaria se pueden señalar los itinerarios de esa Piura que agoniza para dar paso al comercio.
La Piura de la prosperidad algodonera, las haciendas y los wiskys, se ha extinguido pero aún existen instituciones seculares como el glorioso Colegio San Miguel y el Centro Piurano. Los propios piuranos son personajes de novela.
El concurrir a Catacaos, el holgar, el amarrar la chiva, el rescatar el río para sus pobladores son actos de justicia con la memoria del escritor.
Por Vargas Llosa somos universalmente famosos. Nos corresponde ahora rescatar nuestra ciudad. No se trata de romanticismo balconero sino de una oportunidad para preservar lo poco que nos queda del ayer.
El volver sobre nuestros barrios queridos para mostrar a las nuevas generaciones las raíces de la piurana edad.Quiero detenerme en el glorioso San Miguel. Hoy el único colegio que tiene un ex alumno que por su inteligencia toca el cielo y la fama universal con el Nóbel de la Literatura.
Esta es el momento para que quienes se formaron en sus aulas en un acto sublime de gratitud contribuyan a su engrandecimiento.No es suficiente colocar el busto del escritor. Somos tromes en colocar monumentos que más tarde acaban en la incuria y el olvido.
Lo que hay que emprender, con seriedad, es una cruzada que comprometa a alumnos, ex alumnos, docentes y padres de familia para mejorar la calidad de la formación a los estudiantes y convertirlo en la mejor institución educativa de Piura.
No son suficientes las declaraciones abundantes sino un esfuerzo que busque impartir educación de calidad en un colegio público.He concurrido en varias oportunidades a las asambleas de padres de familia y he podido observar con descaro que las asociaciones de padres de familia no rinden cuentas.
En otras ocasiones, entre el griterío y la pugna, se arrebatan los libros de actas. Y ahí en donde debe primar la responsabilidad la sinvergüencería se ha entornillado terriblemente.Un esfuerzo de mejora del Colegio San Miguel es una iniciativa por la que deben apostar, sin remilgos, el Gobierno Regional y el Municipio.
El Ministerio de Educación tiene que hacer lo propio sólo mejorando la calidad docente y decente. Brindando los instrumentos de la modernidad que necesita la juventud piurana. No es posible que los talleres hayan sido desmantelados y que hasta los instrumentos de la banda músicos hayan sido objeto del pillaje delincuencial.
Hay que levantar la autoestima en el San Miguel y mejorar la calidad de la inversión del Estado. Es bueno el jolgorio, el orgullo y la alegría como el que nos provoca el mérito de un peruano extraordinario como Vargas Llosa.Pero es necesario que este reconocimiento sirva para hacer algo que valga la pena por Piura.El Perú tiene colegios emblemáticos como el Guadalupe en Lima, el San Juan en Trujillo y el San José de Chiclayo.
En Piura es San Miguel. Gloria y presencia. Huella en la historia de Piura pues nos ha entregado incomparables cuadros de profesionales que dan lustro a su insignia.No podemos permitir que las nuevas generaciones no sepan ni siquiera la letra del himno por esa flojera cívica y esa indiferencia de quienes se desentienden de sus obligaciones.Los laureles marchitos tienen que reverdecer.
Las condiciones de los servicios a los estudiantes tienen que mejorar. No es posible que hasta el momento no funcionen ni los bebederos ni los servicios higiénicos para una población estudiantil que supera los cinco mil alumnos.Actualmente las instalaciones del San Miguel están en plena demolición para la construcción de un nuevo local.
Pero los problemas que señalamos no son de ahora. Tienen un largo historial de indiferencia y olvido. Los padres de familia deben realizar grandes esfuerzos para preservar la disciplina y evitar que se profane un templo de la piuranidad convirtiéndolo en olla de grillos ingobernable o un refugio de pandilleros.
Es plausible que hagamos un esfuerzo para rescatar al San Miguel. Nadie que con legitimidad se sienta piurano puede decir no a una cruzada cívica que busca el mejorar la calidad educativa de un colegio símbolo de Piura.
Corresponde a los ex alumnos, que son numerosos, organizarse y corresponder a este esfuerzo como un acto de gratitud que permita mejorar lo que se tiene y animar a otros a contribuir en esta tarea.
Quedan recuerdos muy gratos en los pasillos del San Miguel. El padre Jesús Santos García (personaje de MVLL), Sixto Ramírez, Enrique López Albujar, Néstor Martos Garrido, Guillermo Gulman Lapouble, Carlos Robles Rázuri, José H. Estrada Morales, Jorge Moscol Urbina, Francisco Sandoval, Wilfredo Obando, Ricardo Vegas García, Ramón Abásolo Rázuri, Víctor Lema Pérez, y muchos otros están ligados a la piuranidad.
A ese sentimiento nos adherimos porque creemos en la educación.Mario Vargas Llosa, abre caminos ahí por donde dejó su huella. En un país acostumbrado a las derrotas y a las pelotas desinfladas.
El triunfo de la inteligencia es un gol en el mundial de los cerebros. Hay razones para celebrar y para leer su obra. Por supuesto, también habrá que soportar la estrechez de horizontes mentales de quienes piensan que un premio Nóbel es sólo motivo para el titular de un diario.No es así.
Detrás de todo hay un humana y apasionada defensa de la libertad de expresión. Para quienes recuerdan el tránsito de Vargas Llosa en la política. No queda sino confirmar la ucronía. Abandonamos la posibilidad de haber tenido un buen presidente de la república.
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